Las cenizas humanas no son un residuo tóxico. Lo prueban los análisis científicos. Al fin y al cabo son el resultado de triturar huesos incinerados, es decir fosfato cálcico. Algunas funerarias siembran dudas para que se depositen en los cementerios.
En Francia, los ataúdes de cartón tienen su propia norma de fabricación desde 1998. El Gobierno francés ha sido más honesto y facilita su existencia como lo prueba, la nueva reglamentación estatal para féretros de noviembre 2018.
El ataúd de RestGreen está fabricado en cartón reciclado, es plegable y biodegradable. Está autorizado y homologado. Sería el más barato del mercado, però està bloqueado y no se comercializa.
The Coffin Club en Nueva Zelanda es una curiosa red asociativa que fomenta la autoconstrucción y/o decoración del propio ataúd o féretro como primer paso para asumir la muerte en vida, y planificar con detalle su funeral.
Se detallan las normas por las que en España se rige la fabricacion de ataúdes tanto de uso común para cadáveres de menos de 100 kg y especiales para pesos superiores.
DNA Familiy Book gestiona la obtención de una muestra del ADN de una persona fallecida a modo de información sobre la herencia genética familiar y ofrece conservarla en una preciosa joya.
El concepto de ataúdes ecológicos está relacionado con los fabricados en cartón o madera. Si son de madera emplean maderas locales, textiles naturales, barnices al agua y sin componentes tóxicos.
Esparcir las cenizas en la tierra, el mar o lanzarlas al viento es en nuestro país una práctica habitual. El problema es el abandono de urnas de metal o plástico en el medio natural.
Esparcir las cenizas mar adentro es un servicio funerario que realizan algunas empresas bajo autorización ya que se consideran un residuo injustificadamente; estas empresas permiten una ceremonia de despedida muy emotiva.