El compostaje de difuntos en Estados Unidos
La "recomposición" o recompose como lo llaman sus promotores, es un proceso de compostaje promovido desde los Estados Unidos que está en proceso de ser legalizado en el Estado de Wahsington. Se trata de un proceso natural que reduce los restos humanos en humus para fertilizar el suelo.
En Estados Unidos, ha vuelto a tomar cuerpo la idea del compostaje de cadáveres humanos a través de la iniciativa empresarial de un grupo de diseñadores e innovadores, y según una noticia (Abril, 2019) el Estado de Washington podría convertirse en el primero en abrazar esta práctica funeraria al legalizar el compostaje de los muertos (natural organic reduction).
Una opción posible
El 19 de abril 2019, el senador Jamie Pedersen (D), obtuvo la aprobación del proyecto de ley que dará la posibilidad de legalizar nuevos métodos de tratamientos del cuerpo difunto.
El proyecto de ley abre las puertas al nuevo sistema impulsado por la empresa Recompose. Las prácticas de entierro son en gran parte asuntos de las leyes de cada Estado y no de la federación.
El proyecto de ley del Parlamento del Estado de Wahsington recoge y autoriza estos nuevos métodos de tratamiento mortuorio el cual debería entrar en vigor el 1 de mayo de 2020 si el Governador del Estado, Jay Inslee también lo ratifica.
Junto con este nuevo y singular sistema también se legalizaría la hidrólisis alcalina en el Estado de Washington y se sumaría a otros estados que ya lo autorizan.
El compostaje de cuerpos difuntos (natural organic reduction) por ahora se denomina como "recomposición". Este proceso se tiene que producir, según la empresa promotora, en unos sarcófagos en cuyo interior hay productos acelerantes de la descomposición.
Gracias a estos se permite que en tan sólo unos treinta días convertir el cuerpo difunto en un material rico en nutrientes. Este forma un sustrato con el que obtener un humus que podrá usarse como fertilizante edáfico para cultivar todo tipo de plantas.
El proyecto de Recompose
El proyecto del compostaje de cadáveres humanos lo lidera la iniciativa Recompose fundada en 2017 por la arquitecta Katrina Spade, con el objetivo de facilitar que los ritos funerarios sean sostenibles y más asequibles para los estadounidenses.
A su idea se añadieron otras personas expertas y técnicos como Lynne Carpenter-Boggs, profesora de Agricultura Sostenible y Orgánica en la Universidad del Estado de Washington y ya han conseguido probar el concepto en seis difuntos donantes.
El proceso utiliza una cápsula hexagonal (como se muestra en la imagen virtual elaborada por Molt Studios sobre el espacio que propone Recompose para que se de la recomposición) de aproximadamente 1,5 m por 3,5 m.
En el interior de esta càpsula el cadáver se cubre de virutas celulósicas como paja y astillas de madera que, junto con la aireación que se le suministra inicia el proceso de compostaje termófilo en lugar de la descomposición tradicional anaeróbica.
La recomposición no deja de ser una inhumación (como en el cementerio) sólo que el resultado no son cenizas sinó humus, al que previamente habrá que quitar prótesis y otros elementos que pueda contener el cadáver por su historial médico. Este humus incluye también la pulverización de los huesos.
La transformación de los restos humanos en humus fértil se produce dentro de los recipientes de recomposición reutilizables y cuando el proceso ha terminado, las familias pueden llevarse a casa parte del suelo creado, mientras que el resto se destinaría a los jardines del reposo o lugares de inhumación de cenizas en la naturaleza.
Un entierro verde estilo urbano
El modelo propuesto para la "recomposición" se basa en el entierro verde o sea la inhumación directa sin ataúd, pero está diseñado para las ciudades donde la tierra o el suelo vivo es escaso.
La recomposición ocurre dentro de un recipiente, que es modular y reutilizable. Los cuerpos se cubren con virutas de madera y paja y son aireados, lo cual proporciona el entorno perfecto para que los microbios naturales y las bacterias beneficiosas propias del compostaje se de.
Compostar en lugar de descomponerse
El compostaje es un proceso que habitualmente se emplea en vegetales ya que las proteínas animales son muy apetitosas para un sin fin de organismos (moscas, escarabajos,aves carroñeras, mamíferos carnívoros, etc.).
Sin embargo, el compostaje de restos animales se emplea tímidamente ya en cadáveres de ganado con éxito. Esto es lo que ha impulsado a investigar sobre el tema y a estimular ideas como la de Katrina Spade plasmadas en la iniciativa de Recompose.
Para poder compostar la proteína animal en sólo 30 días es un proceso que requiere de aireación forzada, y al final del proceso biológico la pulverización de los restos óseos ya que estos no se compostan.
La iniciativa de Recompose, constituida como entidad de benefcio público ha creado una plataforma de inversión. Esta corporación ha previsto la posibilidad de edificios o máquinas de recomposición a modo de grandes compostadores (como la imagen adjunta).
Otra forma de integrarse a la naturaleza
En estas instalaciones los cuerpos difuntos se van depositando por arriba y a medida que evoluciona el proceso se sacan por abajo donde se recoge el compost maduro.
En cualquier caso más allá de cómo pueda darse técnicamente es interesante porque incita a la reflexión. El entierro en un cementerio verde o espacio natural como se practica en algunos países anglosajones sigue siendo la alternativa más ecológica.
Lógicamente, en una sociedad con sobrepoblación como la actual, el entierro directo al suelo no puede ser mayoritario, pero esto podría cambiar con el compostaje de los cadáveres humanos y la refundación de los cementerios.
Mientras, la cremación directa y la cremación verde son el mal menor para que el impacto ecológico del morir sea aceptable.
Esperando el compostaje humano
Hay pocas alternativas a dar destino final al cuerpo de una persona difunta a parte de la cremación y la inhumación, que son las dos aceptadas en el mundo occidental.
La hidrólisis alcalina es una de estas opciónes, pero sólo legal en algunos estados de Estados Unidos debido a la oposición de la iglesia católica.
De todos modos hay que recordar que en 2003 unos diseñadores italianos plantearon la idea de una cápsula (capsulamundi) en el interior de la cual el cuerpo se compostaba y se convertía en humus fertil. Lógicamente, no pasó de ser una propuesta conceptual, pero permitía reflexionar sobre el tratamiento ecológico del cuerpo difunto.
En Bélgica el compostaje de cadáveres se promueve al estilo de la recomposición desde el proyecto de humusación. Lo impulsa una asociación sin ánimo de lucro que a partir de las técnicas de compostaje aplicadas al ganado muerto plantea adaptadas a los seres humanos. Hoy hay un proyecto de investigación en marcha para valorar su viabilidad.
En dfinitiva, son ideas que animan a visualizar otra forma de tratar los restos humanos. Lo mismo sucede con la idea de los vestidos con hongos descomponedores.
Todos ellos cómo la recomposición nos abren a repensar o reflexionar sobre el proceso de integración a la naturaleza de nuestro cuerpo físico tras la muerte, más allá de la putrefacción lógica aunque sea en un cementerio verde como se permite en países anglosajones.