Esparcir las cenizas en la tierra, el mar o lanzarlas al viento es en nuestro país una práctica habitual. El problema es el abandono de urnas de metal o plástico en el medio natural.
Esparcir las cenizas mar adentro es un servicio funerario que realizan algunas empresas bajo autorización ya que se consideran un residuo injustificadamente; estas empresas permiten una ceremonia de despedida muy emotiva.