La distancia más larga
La distancia más larga
Martina es una mujer española de 60 años que recibe la noticia de que le quedan pocos días de vida. Con esta perspectiva vital decide viajar a la Gran Sabana venezolana, el lugar en el que un día fue feliz, para despedirse de la vida.
Su intención es subir el monte Roraima y a mitad de camino dejarse morir, pero sabe que sin alguien que le acompañe no lo puede lograr. La repentina visita de su nieto Lucas no podría llegar en mejor momento.
El joven, ajeno a la situación en la que se encuentra su abuela, acepta acompañarla en el que debe ser su viaje final. Cuando sepa las intenciones de su abuela no se quedará impasible.
La distancia más larga aborda las relaciones familiares, la redención y la libertad de vivir cómo y cuando uno elige, son los temas centrales de esta prueba latente de que en la vida existen las segundas oportunidades.
Dos caras de un mismo país, una ciudad agresiva y caótica, y un paraíso con las montañas más antigua del planeta. Dos protagonistas en momentos vitales opuestos.
Y dos viajes temerarios, una aventura infantil que cruza un país entero, y un viaje sin retorno, pero libre y decidido. El destino vincula irremediablemente a una abuela y su nieto.
Aunque no se conocen forman parte de un círculo que no pueden romper. Las segundas oportunidades aparecen, pero la libertad individual se impone. Todo se conjura para decirnos: sólo hay un destino, el que tú eliges.
Un planteamiento innovador y el éxito de una ópera prima
La directora Claudia Pinto apuntaba sobre el sentido de la película: La distancia más larga nos habla de frente, y sin rodeos de la vida y de la muerte. No es casualidad que la historia se enmarque entre dos muertes de naturaleza tan diferente.
Por un lado, una violenta y repentina; y por otro una muerte elegida. Y lo hace precisamente, para hablarnos de la vida, del viaje que emprendemos los que seguimos aquí, los que aún podemos elegir nuestro destino.
La distancia más larga es una historia de comienzos y finales, un cúmulo de encuentros y desencuentros que nos llevan desde la convulsa Caracas hasta la cima del Roraima, una de las formaciones geológicas más antiguas del planeta.
En definitiva, nos habla de la libertad que tenemos de elegir nuestro destino, de la fuerza de los lazos familiares, y de las segundas oportunidades.
Es un canto a la muerte digna, a la libertad que nos recuerda que nunca es tarde para tomar las riendas de la vida.
La distancia más larga fue premiada como Mejor Ópera Prima de Ficción Iberoamericana y nominada al Goya como Mejor Película Iberoamericana en 2015.
En Venezuela estuvo en cartelera durante más de un año (56 semanas), convirtiéndose en la única película que ha vuelto a las salas en tres ocasiones por petición del público.