Ahí os quedáis
Ahí os quedáis
Tras la muerte y entierro del cabeza de familia, la madre explica a los cuatro hermanos Altman que, a pesar del ateísmo de su padre, éste quería que se respetara la tradición judía de la shivá, según la cual los familiares directos del difunto deben permanecer juntos siete días en la casa familiar.
Los cuatro hermanos, ya mayores y golpeados por sus vidas de adultos, se ven obligados a vivir una semana en la casa de su infancia, junto a su madre, una gran variedad de cónyuges, ex parejas y antiguos pretendientes.
Durante toda esa semana surgirán conflictos y aflorarán viejas pasiones y rencores ocultos durante años. Sin embargo, también tendrán tiempo para compartir buenos momentos durante la shivà por la muerte del padre, cuya forzosa ausencia conseguirá reunir a la familia después de muchos años, aliviar sus culpas y afianzar los lazos entre los hermanos.
Un alegato a que la vida es impredecible y complicada, pero que hay que dejarla fluir, quizás incluso simplemente dejarse enamorar por lo que nos propone en cada instante. Esta tradición judía sirve para mostrarnos también que las casualidades no existen y sirven para que podamos crecer como personas.
En un tono cómico los personajes se ven abocados a resolver sus miedos, algo que la muerte de los seres queridos siempre hace aflorar.
Ahí os quedáis se mueve en un equilibrio entre el caos, el humor, el dolor y la redención que sólo la familia puede proporcionar. Está basada en la novela homónima de Jonathan Tropper, que también firma el guion de la película.