Vehículos fúnebres alternativos
Facilitar cortejos fúnebres urbanos con vehículos alternativos como los de tracción humana no sólo es ecológico, sino que gracias a estos la procesión se adapta al paso de los acompañantes sin contaminar el entorno.
Un cortejo fúnebre entre el domicilio del difunto o tanatorio y el lugar de celebración del funeral con un vehículo fúnebre alternativo es casi impensable. Sólo en algunos países de cultura protestante están abiertos a satisfacer los deseos en el estilo del funeral.
Así pues, organizar un cortejo fúnebre con el ataúd montado sobre una bicicleta o una moto con sidecar es una escena improbable en España.
En un modelo de funeral sostenible emplear vehículos no contaminantes debería ser posible, pero sólo unas pocas funerarias en este país disponen, en el mejor de los casos, de vehículos eléctricos.
Sólo para cortejos fúnebres
La normativa de los vehículos funerarios obliga a que el féretro esté separado del conductor y que repose sobre una superficie que sea higienizable.
También como parte de las normas de los vehículos motorizados estos deben cumplir con las medidas de seguridad establecidas para toda carrocería.
Dado que los accidentes de tráfico están a la orden día, los servicios funerarios han optado, por razones obvias de "seriedad", por vehículos sólidos y seguros.
La posibilidad de que ocurriera un accidente de circulación en el que un vehículo funerario fuera el afectado se intenta minimizar al máximo.
Imaginemos que un coche de servicio funerario se accidenta y el conductor sale ileso, pero la ataúd saliera despedido o se dañara el féretro, entonces sería cómo si el difunto “muriera” por segunda vez.
Esta hipotética situación es la que los carroceros de vehículos fúnebres intentan evitar con la concienzuda fabricación de los vehículos funerarios.
Normas estrictas
Las normas técnicas para los vehículos funerarios responden pues a minimizar el riesgo para una carga que, aunque sin vida, tiene un alto valor simbólico para todos los allegados al difunto.
De ahí que, salvo alguna excepción, y no es el caso de nuestro país ni por asomo, no se autorizan vehículos que no sean basados en el concepto de la berlina motorizada.
Así pues en nuestro país no hay propiamente vehículos fúnebres alternativos para servicios funerarios más allá de los convencionales equipados con motor eléctrico.
Sin embargo, existen algunas excepciones muy concretas. En países de cultura protestante y para los cortejos fúnebres se ofrecen todo tipo de vehículos (1), e incluso algunas familias lo organizan a su aire (2).
Sobre dos ruedas
En estos países de cultura protestante se permiten cortejos fúnebres en vehículos alternativos. En el Reino Unido e Irlanda se ofrece el transporte del ataúd en un sidecar o moto funeraria.
En Dinamarca, país de conocida tradición ciclista, una empresa funeraria ofrece dentro del centro histórico de Copenhague realizar el cortejo fúnebre con una bicicleta fúnebre diseñada a tal efecto.
En el Reino Unido son diversas las funerarias que entre los vehículos fúnebres de cortejo ofrecen diferentes tipos de ciclos para transportar el féretro.
Este tipo de adaptaciones de bicicletas de carga para uso funerario es una de las singularidades que muestran (aunque de momento estén sólo disponibles fuera de España) que son posibles.
En ambos casos son la excepción que confirma la regla. La sostenibilidad entra despacito en el mundo del motor, y el mundo de los vehículos funerarios no es diferente del resto.